La baja capacidad tecnológica de las empresas, las dificultades del sistema público de I+D para transferir el cono que genera y la necesidad de gestionar conjuntamente las políticas científicas, tecnológicas y de innovación del estado son algunas de las conclusiones del "Libro Blanco sobre el Sistema Español de Innovación. Situación en 2004". La publicación ha sido elaborada por Cotec con la participación de más de dos cientos expertos, entre ellos, el director general del PCB Màrius Rubiralta.

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Según este informe, el sistema español de innovación presenta en 2004 una mejor situación que hace seis años, fecha en la que Cotec realizó el primer análisis profundo y completo sobre la situación de España en materia de innovación. El nuevo libro muestra que en este periodo el tejido empresarial español ha aumentado notablemente su capacidad tecnológica e innovadora y que el actual sistema de innovación funciona con corrección aunque tiene una dimensión demasiado pequeña para asumir el papel que en una economía desarrollada le corresponde como pieza clave de la su competitividad.

En el acto de presentación del libro, durante la asamblea de la fundación el pasado 7 de julio, el presidente de Cotec José Ángel Sánchez Asiaín destacó que la principal debilidad del sistema español es la baja capacidad tecnológica de sus empresas, «porque son pocas las que innovan y aún menos las que cuentan con actividades habituales de I+D. En este contexto, se suma además el número reducido de investigadores empresariales, «cosa que imposibilita que la empresa aproveche los resultados del sistema público de I+D, un sistema que es capaz de producir conocimiento científico de calidad aunque no tenga la misma eficacia en la creación de conocimiento tecnológico y en su transferencia al sector productivo».

El Libro Blanco expone otros puntos débiles del sistema de innovación español, como es el caso de las ayudas públicas a las empresas. Para paliar este tema, el informe propone la realización de una «verdadera» política de fomento de la innovación, ya que en el actual «existe un problema de gestión de los fondos destinados a fomentar la ciencia, la tecnología y la innovación», comenta Sánchez Asiaín. En este sentido, el libro refleja también la preocupación sobre la falta de una estrategia nacional que planifique, en un periodo de más de cuatro años, temas como la formación de investigadores o las infraestructuras científicas y tecnológicas, entre otros.

Los programas de fomento de la innovación, según el texto, debería incluir programas específicos para las PYMEs, coordinados con las comunidades autónomas y según su actividad dedicada a sectores tradicionales o en tecnologías avanzadas. También se debería incorporar en la política científica y tecnológica grandes proyectos de investigación en los que las empresas tomaran responsabilidades y movilizasen los recursos públicos y privados. Según manifestó Sánchez Asiaín, «estos proyectos debería aprovechar más el Programa Marco de la Unión Europea ayudando a que España influya y sea usuaria cualificada de la política de I+D que se define en Europa. Sólo una política de innovación que tenga el peso político suficiente para conseguir el apoyo de otras políticas, podrá ayudar a resolver los problemas y a promover los cambios que necesita una sociedad como la nuestra, que ineludiblemente tiene que basar su prosperidad futura en el conocimiento».

En la asamblea de Cotec, la fundación presentó también el Informe 2004 sobre tecnología e innovación en España, una publicación periódica con la que se realiza el seguimiento de la evolución del sistema Ciencia-Tecnología-Empresa desde la perspectiva empresarial y situándose en el plano de la innovación.