Anticiclones de invierno: altas presiones y baja calidad del aire que respiramos
En invierno, en el hemisferio norte, los anticiclones generan períodos de frío intenso, cielos despejados y ausencia de precipitaciones. Estas condiciones provocan que el aire no se renueve debido a la estabilidad atmosférica y las altas presiones. Como consecuencia, se produce una acumulación de contaminantes como los óxidos de nitrógeno (NOx), el dióxido de carbono (CO₂) y las partículas en suspensión (PM10), que afectan gravemente a la calidad del aire, especialmente en zonas urbanas. Esta situación es especialmente dañina para personas mayores, niños e individuos con patologías cardíacas o respiratorias.
La movilidad individual y el consumo de energía impactan directamente sobre la calidad del aire. El uso de transporte público y de vehículos sin motor de combustión contribuye a reducir las emisiones contaminantes del tráfico (30% de las emisiones de CO₂ en la UE proceden del sector del transporte). También, la conducción eficiente, el mantenimiento periódico y la presión ajustada de los neumáticos ayudan a controlar las emisiones.
Acciones aplicadas a políticas de desplazamiento de empresa y presionar a proveedores porque reducen el número de viajes, agrupando pedidos y racionalizando entregas al centro de trabajo son otras buenas prácticas aplicadas al transporte que pueden ayudar a mejorar el aire que respiramos.
Con acciones individuales y colectivas, es posible reducir el impacto de los anticiclones invernales sobre la calidad del aire y proteger nuestra salud.