
Diseñado un nanodrón capaz de detectar gases tóxicos en situaciones de emergencia
Detectar gases peligrosos en edificios derrumbados por terremotos o explosiones e, incluso, identificar la presencia de posibles víctimas en lugares difícilmente accesibles son algunos escenarios de acción del Smelling Nano Aerial Vehicle (SNAV), un nanodrón que han diseñado y desarrollado los investigadores Santiago Marco y Javier Burgués, de la Facultad de Física de la Universidad de Barcelona y del Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC), ubicado en el Parc Científic de Barcelona.
El nanodrón SNAV, descrito por primera vez en un artículo de la revista Sensors (doi: 10.3390/s19030478), pesa 35 gramos y está diseñado para volar e identificar gases en diversos escenarios que no son accesibles por medio de otros aparatos tecnológicos. Está dotado de sensores nanométricos de gases de tipo MOX que pueden responder a gases como el monóxido de carbono (CO), el metano (CH4) y otros compuestos volátiles orgánicos (etanol, acetona, benceno, etc.), con un umbral de detección del orden de una parte por millón en volumen (ppmv), según el gas y el tipo de sensor utilizado.
A diferencia de otros artilugios mayores, SNAV es capaz de trabajar en espacios interiores —puede atravesar agujeros y grietas— y es operativo en áreas de dimensiones significativas —unos 160 metros cuadrados—, donde la fuente de emisión química se esconde en zonas poco accesibles (techos falsos, conductos de ventilación, etc.). SNAV: de la detección de gases tóxicos al rescate de víctimas.
Este nuevo dispositivo estaría especialmente indicado en operaciones de rescate en edificios derrumbados por terremotos o explosiones: «SNAV puede detectar gases tóxicos e, incluso, los compuestos que exhalan las víctimas inconscientes», destaca el profesor Santiago Marco, investigador principal en el IBEC y miembro del Departamento de Ingeniería Electrónica y Biomédica de la UB, que ha liderado la investigación. «También es adecuado en la búsqueda de drogas o explosivos en lugares no accesibles de forma directa», detalla el experto.
En estos escenarios tras un terremoto o una explosión, los equipos de rescate suelen utilizar perros —olfacción canina— especialmente entrenados para encontrar a las víctimas. Por ello, la posibilidad de emplear robots autónomos en tareas de localización es una opción a considerar a corto y largo plazo.
«Hasta hace poco, los robots terrestres centraban la investigación en el ámbito de la localización basada en señales químicas. Hoy en día, la opción de emplear nanodrones amplía de forma significativa la capacidad y la rapidez de los robots para moverse por un espacio interior y para superar obstáculos como por ejemplo tramos de escaleras», detalla Marco, que es jefe del Grupo de Investigación de Procesamiento de Señal Inteligente para Sistemas Sensores en Bioingeniería (UB-IBEC).
► Más información: web del IBEC [+]