La moda rápida con prendas textiles de baja calidad consumidas en cantidades frenéticas han provocado enormes cantidades de residuos que tienen impactos devastadores en el planeta.

Hoy le invitamos a mirar un vídeo ya leer un extenso artículo de National Geographic sobre una realidad incómodo: el desierto de Atacama (Chile) que en pocos años ha convertido sus paisajes inhóspitos y solitarios en el vertedero textil más grande del mundo.

La industria textil es una de las más contaminantes del planeta. Es la responsable del 10% de las emisiones de los gases de efecto invernadero en el mundo, una cifra que supera a las del transporte aéreo y marítimo combinados. El 20% de la contaminación de aguas se atribuye al sector de la moda y lavar ropa de fibras sintéticas es responsable del 35% de los microplásticos presentes en el medio.

Debemos ser consumidores informados, debemos saber qué ocurre con los productos que elegimos y el coste ambiental y social de nuestras acciones. Tener interés por saber el origen de las materias primas, los recursos de agua y energía implicados en su producción, a donde van a parar los residuos y también conocer las condiciones laborales de las personas que intervienen en toda la cadena de valor.

Se debe cerrar el grifo en el hiperconsumo de ropa. Sabemos que el destino final de la ropa no usada es quedar abandonada en zonas remotas de países lejanos, afectando negativamente a las comunidades locales mientras los fabricantes, lejos del problema, no paran máquinas. Ni las rebajas ni las épocas de regalos pueden ser excusas por no actuar responsablemente.