La gente puede ser frágil, transparente o estar rota, o incluso cambiar según el cristal con que se les mire. Ahora, todos estos atributos parecen aún más apropiados, tras el descubrimiento de que las células migratorias en nuestros cuerpos se comportan de forma sorprendentemente similar al vidrio cuando se enfría y se calienta.

En un estudio publicado en la prestigiosa revista PNAS, el investigador Xavier Trepat del Institut de Bioenginyeria de Catalunya, de Barcelona, – con sede en el Parc Científic Barcelona –y sus colaboradores han estado observando la migración colectiva de células, que se da en nuestros tejidos para bien o para mal: durante el desarrollo embrionario o la cicatrización de heridas, por ejemplo, pero también en procesos cancerosos. Hasta el momento, la mayor parte de la investigación dedicada a cómo se da esta migración se ha hecho con células individuales. Al estudiar un conjunto de células migratorias – en este caso, células de la superficie del riñón – los científicos descubrieron que su movimiento como grupo – la ralentización de la migración al aumentar la densidad celular, y el movimiento de las células más rápidas en grandes grupos que aumentan su tamaño al incrementarse la densidad celular – es similar a un proceso llamado transición vítrea.

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